28 oct 2008

Milano

Si pueden ir a Italia, vayan. Si les es posible verla entera, háganlo. Si tienen una semana, recorran la Toscana. Si disponen de un fin de semana, visiten Venecia. Si se trata de un sólo día, quédense en Milán. Y, como no sea la moda o el fútbol lo que les atrae, inviertan su tiempo así:

Duomo
La catedral merece una visita. Así sea sólo porque demoraron casi 700 años en terminarla. Y no quiero críticas a la productividad italiana, pues la catedral de Colonia fue empezada por la misma época y aún no la han concluido. El altar es muy bonito, y la nave muy alta, pero que conste que el interior no es comparable con la basílica de San Pedro en Roma, ni con la catedral de San Marco en Venecia, ni con otras 25 iglesias italianas que se comen al duomo milanese sin empanizar y sin salsa de tomate. En cambio el exterior, siendo gótico, ya resulta más competitivo. Recomiendo subir al techo. Hay acceso a pie (€ 4) o con elevador (€ 6) por la parte trasera exterior de la iglesia. Los amantes del deporte sabrán qué hacer. Por su parte, los amantes de la adrenalina y demás hormonas deben saber que la escalera tiene apenas 50 cm de ancho, que es doble vía -subiendo y bajando-, y que abundan las turistas nórdicas: jóvenes, incautas y sin sostén.


Santa Maria delle Grazie
Esta iglesia renacentista es famosa por su cúpula -que dio origen a la forma del panettone o viceversa-, el portal y la tribuna. A eso hay que sumar el adyacente Cenacolo Vinciano, donde se encuentra el fresco más famoso del mundo: "La Ultima Cena" de Leonardo da Vinci. Es necesario reservar con antelación para poder entrar. El número de visitantes por día está limitado, pues la pintura mural se deteriora con la humedad del sudor anglosajón y con los gases del aliento japonés.


Teatro alla Scala
El templo principal de la Opera mundial es otra base que hay que pisar sin falta. Las entradas no son caras, unos € 60. El problema es conseguirlas. Suelen haber revendedores en las inmediaciones. Con € 300 en cash se resuelve casi seguro. Si quieren ver todo el teatro desde sus puestos, necesitarán suerte. Pero la parte que consigan observar desde el más retorcido ángulo del palco será hermosa.


Castello Sforzesco
La residencia-fortaleza de la familia Sforza -que representaba en Milán lo mismo que los Medici en Florencia- es un complejo con museo de arte, museo de armas y museo histórico. Hay manuscritos originales de Da Vinci y Michelangelo. Siempre soñé con poseer un dibujo original de Da Vinci, pero también aquí las vitrinas son blindadas. No, no hay pecado en la intención. Los Sforza eran condottieri (mercenarios) antes de convertirse en duques alla forza.


Galleria Vittorio Emanuele
Es un Shopping Mall, pero histórico, pues lo construyeron hace 130 años. La arquitectura es atractiva, las italianas también. Un poco neuróticas, como las argentinas -bueno, es la sangre. ¿Sabían que la copulazione italiana es una de las más cortas de la cristianidad? Promedio estadístico: 8 minutos all in. Claro que son neuróticas. Ah, y una aproximación a la Universitá Bocconi procurando belleza es inútil. Las compradoras ociosas están mejor.


Peck
Para los amantes del buen comer esto es más importante que todo lo demás. Se trata de la tienda gourmet número uno de Italia. Inaugurada en 1883 por un tendero de Praga llamado Franz Peck, y actualmente en manos de la familia Stoppani. Abarca 4000 metros cuadrados en tres niveles. En el sótano, la vinoteca. En la planta baja, la bottega: 150 metros de vitrinas con carnes, embutidos, quesos, vegetales, pasta. Sólo en quesos hay más de 160 especialidades. En la planta alta, dulces y café (con cafetería adjunta.) Lo mejor de lo mejor de cada tipo de alimento. Los llamados Peccati de Peck son más que famosos: tartufo bianco, foie gras, caviar Beluga, jamón de Jabugo, prosciutto culatello (el mejor jamón después del ibérico bellota), sottoli e sottaceti (conservas finas), pesti, formaggi (queso), torrone, pralines, cioccolato, biscotti, pasticceria, liquori e destillati. En su día enviciaron al poeta Gabriele D'Annunzio. Con fatal resultado. La tarde en que D'Annunzio llevó a su amigo sindicalista Alceste De Ambris a conocer la tienda Peck se inventó el fascismo. "Los desempleados también merecen comer estas cosas" –fue la reacción de De Ambris. Le darían forma a esa tesis meses después en la Constitución de Fiume.
La decoración en Peck es arte. Se puede mirar, olfatear, probar, comprar. Pero al final hay que sentarse en la cafetería y pedir un café Kopi Luwak de Indonesia. Cuesta € 7 la tacita en la cafetería, y € 450 el kilo en la tienda. Se prohibe usar azúcar. Hay que beber agua antes de probarlo. Y es sencillamente fabuloso. Divino. ¿Recuerdan el sabor de los pechos de aquella novia de la secundaria? (Me falta autoridad para preguntar a las chicas algo equivalente.) Bueno, pues no es igual, pero se aproxima algo a esos pechos. Resulta que el tal café no es tan especial ni tan caro por gusto. Hay un gato, en realidad es un marsupial, que se sube en las matas de café de Sumatra, Java y Sulavesi, y se come los frutos más maduros o podridos. El nombre ciéntifico es Paradoxurus hermaphroditus. Sí, pero no se entusiasmen, que el gato no es maricón. Cuando el gatico excreta, pasa alegre un malayo y recoge el producto. Luego sacan los granos de café y los limpian. Salen intactos. Se tuestan y procesan como cualquier otro. La diferencia radica en que las enzimas del estómago y el intestino del gato fermentan y añaden algo único al café. Exquisito, repito.


Ristorante Cracco Peck
El número 5 de Italia. Ma per me il migliore. Fundado en 2000 por la familia Stoppani con el chef Carlo Cracco, que ahora se ha independizado de los dueños de Peck. Saben lo difícil y peligroso que puede resultar la salida de una familia italiana, ¿no? Pues Cracco no sólo ha sobrevivido, sino que incluso ha mejorado el restaurante. Carlo fue un discípulo de la Scuola Alberghiera, propulsora del minimalismo culinario sobre la base de productos típicos -precisamente la combinatoria genial de la cocina italiana-, mas ha evolucionado hasta convertirse en uno de los ases de la cocina molecular. Así que recomiendo el Menu Degustazione. De lo contrario, un plato que lleve trufas. Lo que Cracco puede hacer con trufa blanca linda con la magia negra. Por cierto, hay una portera brasileña que ya incita al babeo antes de ver la comida.

11 comentarios:

  1. Guicho, un tipo cosmopolita como tu tiene que tener una cuenta en Facebook. Pásate por allá, vale la pena...

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  2. OK, Ernesto, comenzaré a experimentar ahí.

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  3. Querido Güicho, una visita fenomenal en una ciudad en la he estado, y pienso como tú. Pero me ha dado mucho placer ir contigo, a través de tus ojos, de tu paladar, de tus gustos. Un viaje feliz.

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  4. Absolutamente encantador, Milan! Ya tengo deseos incoercibles de conocerlo. A Ud, pues, mi agradecimiento, y mis saludos,
    Verónica

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  5. OH estimado Guicho! Este post es alimento para espiritus hedonistas como el mio (que no es tan aventajado en la practica como el tuyo porque... ya sabes... la maestria del hedonismo se alcanza con una chequera directamente proporcional, pero se hace lo que se puede). Divino recorrido. Anotado queda para cuando me llegue el momento de seguir este recorrido Guichiano.

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  6. Querida Zoé,
    gracias, celebro mucho eso!

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  7. Verónica,
    sí que vale la pena Milán.
    Saludos

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  8. Don Eufrates,
    cierto, visto desde este lado del Atlántico la chequera juega un papel más relevante. En Europa occidental hay realmente un hacinamiento de arte, culinaria y lugares históricos. Es más fácil. A veces te detienes en una hostería en medio de la más local insignificancia y descubres un pan artesano con tomate frito al ajo en aceite de oliva. Eso y un vinito de mesa amigo de la humanidad. Barato y sublime.

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  9. Wunderbar , Gücho. No sabía lo del café excretado de Indonesia. Lo apunto ya. Gracias.

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  10. Hola guicho!
    Muy còmico lo de los condones, que no hacen falta, porque no hay ni p...., lo encontrè en el blog de enrisco, me matò de la risa y me dì una vuelta por aquì, para decirte tambièn, que si no vas a venezia, ni en toscana, por favor, absolutamente tenemos aquì roma, una ciudad preciosa,con un gran historial, y el tiempo, aunque si hay frìo, el sol te sonrìe siempre.

    Un caluroso saludo desde roma,yuya:)

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  11. Hola Yuya,
    muchas gracias por tu visita y amable comentario. Sí, Roma es formidable, ¿quién lo duda? Hay muchas ciudades hermosas en Italia. En realidad, de las que he visto la única città que recuerdo con predominancia negativa es Napoli.
    Saludos

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