24 jun 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 37

Reencarnación
Agosto 6 de 1967
[…]
La mudanza de campamento transcurrió sin ningún percance. Alcanzamos a los chapeadores junto a otro arroyito. Dispuse quedarnos allí para garantizar por lo menos el agua. Ordené que Benigno, Camba, Urbano y León continuaran chapeando. Camba, Urbano y León se mostraron algo inconformes. Mandé a Miguel con Aniceto a revisar el riachuelo y sus alrededores. No regresaron. Eso me causó cierto nerviosismo. Eso y los disparos que oí a lo lejos. Nadie más escuchó los tiros. No tienen el oído tan bien entrenado. Reforcé las postas.

Reuní al resto de los hombres, y pedí a Inti y Chapaco referirse a la fecha de hoy, día de la independencia boliviana. Inti hizo un bonito recuento de las luchas independentistas desde 1809 hasta 1825. Chapaco, en cambio, se fue del tema. Recordó que Bolivia fue invadida en el mismo 1825 por Brasil, en 1828 por Perú, en 1838 por Argentina, en 1841 otra vez por Perú, en 1879 por Chile, en 1889 de nuevo por Argentina, en 1899 otra vez por Brasil y en 1932 por Paraguay, perdiendo siempre las guerras y extensos territorios a manos de cada uno de los invasores. Como no sabía a dónde pretendía llegar, no me decidí a interrumpirlo. Chapaco continuó. Afirmó que, por tanto, él tenía mucha fe en la victoria de la invasión cubana. Ahí me vi obligado a intervenir, una vez que cesaron los aplausos, para aclarar las cosas. Dije que nosotros constituímos el Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, y que no importa dónde nació cada cual, pues ahora todos somos bolivianos. Tal vez yo sea un poco más internacional, pero también estoy dispuesto a guiar al pueblo boliviano hacia su liberación definitiva.

Agosto 7 de 1967
[…]
Al mediodía no habían regresado Miguel y Aniceto. Los di por muertos. Critiqué a los hombres por no haber sabido escuchar los disparos ayer. Ordené a Benigno que fuera con los macheteros tras las huellas de Miguel. Le advertí de que no se arriesgase. Si el enemigo aún estaba presente, debía retirarse sin intentar recuperar las pertenencias de los caídos.

A la una de la tarde llegaron Miguel y Aniceto. Obviamente estaban vivos, lo cual era un gran alivio, sobre todo para ellos mismos, pero también para todos nosotros.

Luego empecé a preocuparme porque no regresaba Benigno. Mas no había razón. Arribaron antes de oscurecer siguiendo las huellas de Miguel. Sacrificamos al caballo Anselmo. Pacho lloró. Nadie se burló. Todo el mundo entiende lo molesto de caminar con una herida en la grupa.

Me dio un ataque de asma antes y otro después del atracón de carne.

Hace justo 9 meses se inició la guerrilla boliviana. Cuando llegué, éramos seis. De aquellos hombres hoy dos han muerto, uno está desaparecido (probablemente otro muerto), y quedamos dos heridos y yo con asma.

Mañana continuaremos nuestro avance.

[…]

5 comentarios:

  1. Las aritmeticas de este senor siempre son negativas, un caballo menos, dos hombres muertos,...

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  2. Chapaco muy acertado. Y lo del asma después del atracón de carne, suculento!

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  3. La historia de Bolivia explicada por Chapaco es priceless! Sobre el atracon, buen punto para hacerselo llegar a PETA.

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  4. No hay cómo agradecerte, Güicho.
    Y magnífica ilustración.

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  5. Entré hoy buscando el # 39.
    Looking forward to it!

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