20 ene 2012

Güevos de Sinaloa

El profesor Edmundo Fried hacia 1940.

En 1939 Edmundo Fried, un catedrático de biología humana de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) oriundo de Fráncfort del Meno, publicó un Estudio Morfológico del Escroto Mexicano (EMEM) en la gaceta académica. Para este trabajo el profesor había recorrido diversas partes del país durante 7 años, midiendo de forma meticulosa en pacientes y paisanos –a menudo no sin ardua labor de persuasión previa– las dimensiones testiculares. Tras analizar sus apuntes el doctor Fried llegó a una sorprendente conclusión. Aunque la forma de las gónadas masculinas mexicanas era ovoide en todas las regiones, sí existía una anomalía estadística en el Estado de Sinaloa, puesto que allí la longitud y amplitud promedio excedían la media nacional en 8 y 4 mm respectivamente.

Curiosamente, las revelaciones del anciano científico no tuvieron resonancia en la facultad de medicina; pero fueron objeto de debate en la cátedra de filosofía, donde los convencidos argüían frente a los escépticos con la particular ferocidad de los guerrilleros sinaloenses durante la Revolución Mexicana.

El sinaloense Rodolfo Fierro: el revolucionario más macho de la historia universal.

Fried falleció en 1942 y el EMEM cayó en el olvido. Apenas apareció como referencia en una notable tesis doctoral de 1963, y mucho más tarde, en 1991, fue mencionado por la sexóloga Anabel Ochoa.

Pues bien, un reporte actual de la Policía Federal mexicana indica que el 90% de los capos en todos los cárteles del narcotráfico nacional, empeñados en una inclemente guerra que ha causado más de 47.500 muertes durante el último lustro, son sinaloenses.

Sinaloa en los Estados Unidos Mexicanos.

No por gusto también el cártel mexicano más grande es el de Sinaloa, que ya pertenece al club de las organizaciones criminales más poderosas del planeta, donde se codea con miembros tan ilustres como la Solntsevskaya Bratva moscovita, la Yamaguchi-Gumi de la yakuza, la 'Ndrangheta calabresa, la triada de los 14K o la Cosa Nostra siciliana.

Distribución actual de México entre los cárteles narcocombatientes.

A diferencia p.ej. de Los Zetas -un grupo de pistoleros fundado por soldados de élite instruidos inútilmente por los EE.UU. para combatir a la seudoguerrilla del seudocomandante Marcos en Chiapas-, cuyos negocios son meramente tradicionales: la droga, la extorsión y el secuestro; el Cártel de Sinaloa cotiza adicionalmente en múltiples sectores: el contrabando, la piratería comercial, la minería, la construcción, el transporte y el tráfico político. No más del 50% de los ingresos proviene de la droga. Y toda esa eficiencia es obra de su jefe: Joaquín Guzmán, conocido como el Chapo.

El sinaloense Joaquín Guzmán: el chaparro más grande desde Napoleón Bonaparte.

Sus escasos 155 cm de estatura y el parecido con Juan Gabriel han sido causa de fatal confusión para unos cuantos, pues –ahí donde lo ven– el Chapo es el hombre más buscado del mundo desde la liquidación de Osama bin Laden. La revista Forbes calcula su fortuna en 1.000 millones de dólares. Sin embargo, en su día Forbes le colocó 5.000 millones a Pablo Escobar y el recuento post mortem arrojó 25.000 millones. De manera que sospecho que Forbes escatima ceros y subestima al Chapo otra vez. Si bien tampoco creo que ahora mismo el Chapo se acerque a los 74.000 millones de su compatriota Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Aunque, quién sabe, si el sinaloense le pone bolas…

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